Operada a distancia, atacó a las tropas del batallón Netzah
Yehuda, una unidad compuesta por soldados ultraortodoxos.
Más fuerzas israelíes acudieron en su ayuda cuando explotó una
segunda bomba, también operada a distancia. Momentos después, una tercera bomba
explotó acompañada de una lluvia de disparos de armas pequeñas provenientes de
una célula de Hamas escondida en las cercanías.
En cuestión de minutos, cinco soldados israelíes murieron y
otros 14 resultaron heridos, algunos con heridas graves.
El ataque tuvo lugar
en la ciudad de Beit Hanoun, en el extremo noreste de Gaza, fácilmente visible
desde la ciudad israelí de Sderot, en territorio que se suponía estaba bajo
control militar israelí.
Una investigación inicial reveló que la célula de Hamas colocó
las bombas en las 24 horas anteriores al ataque, preparando una emboscada
contra las fuerzas israelíes, quienes probablemente creían operar con relativa
seguridad tan cerca de territorio israelí.
El complejo ataque pone de manifiesto el cambio de Hamas a
tácticas de guerrilla, ya que el grupo extremista, debilitado tras casi 21
meses de guerra, libra una campaña de insurgencia contra el ejército israelí.
Pero incluso en su estado de debilidad, Hamas ha continuado lanzando ataques
mortales contra las fuerzas israelíes en la Franja. A lo largo de la guerra,
las fuerzas israelíes han tenido que regresar a partes de Gaza en múltiples
ocasiones, a medida que Hamás resurge en zonas que Israel afirma haber
despejado. La reciente serie de ataques demuestra que el objetivo de Israel de
erradicar a Hamás sigue siendo muy difícil de alcanzar.